Soy víctima de un Dios, frágil, temperamental, que en vez de rezar por mí se fue a bailar, se fue a la disco de un lugar. Quiso mi disfraz, vivir como un mortal. Como no logró matarme, me regaló... una visión particular. Volutas de humo titilo a su encuentro, siento el fulgor y quiero entrar.
Soy víctima de un Dios, díscolo y muy singular, que a su antojo fiel me arrebató a mi mujer y la internó en un lupanar, que Él administró como chulo, un Gran Señor y llegó hasta el fin de confundir su impunidad, y se creyó omnisciente.
Soy víctima de un Dios, frágil, temperamental, que en vez de rezar por mí se fue a bailar, se fue a la disco de un lugar.
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